Caso de estudio
UNIVEG de Costa Rica
La piña es una de las frutas preferidas por mercados de gran importancia como el norteamericano y el europeo. Sin embargo, su producción ha sido tradicionalmente cuestionada por el uso intensivo de agroquímicos, la contaminación de fuentes de agua y la eliminación de ecosistemas boscosos para su expansión.
No obstante, UNIVEG decidió incursionar en el cultivo de la piña en Costa Rica de forma distinta. Actualmente mantiene aproximadamente la mitad del área de sus dos fincas ubicadas en la Zona Norte, bajo protección. Esto representa 471 hectáreas en total, las cuales constituyen parches boscosos (primarios, secundarios o en regeneración) y humedales de sus fincas ubicadas en Pocosol y Los Chiles, mientras que un total de 476 hectáreas las mantiene en producción.
En Finca Monte La Providencia, ubicada en Pocosol, se protegen además, tres lagunas artificiales que fueron creadas para alimentar el ganado, que representó la actividad productiva anterior al cultivo de la piña. Estas lagunas cuentan con la presencia de animales como lagartos, tortugas y varias especies de peces, mostrando que la calidad de sus aguas son aptas para la biodiversidad.
El área de protección de la finca de Los Chiles, que ostenta el nombre de Agrovicces S.A, presenta tanto parches boscosos como ecosistemas de humedal, que son característicos de la región. Estos ambientes naturales permiten extender la función ecológica que representa el Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro, el área silvestre protegida más importante presente en la zona, mientras que las áreas de humedal, por ser terrenos de inundación, no son aptas para el cultivo de la piña.
Otras áreas destinadas a la conservación en Finca Monte La Providencia son terrenos con pendientes que no permiten tampoco el cultivo, incluso 18 hectáreas representan bosque primario. Otras áreas sí son aptas, pero la compañía ha decidido mantenerlas en protección como parte de su política corporativa, y éstas representan sitios de refugio y alimento, en especial para especies de mamíferos y aves tanto residentes como migratorias.
Prácticas sostenibles de cultivo y gestión
Con el fin de controlar la presencia de químicos en las fuentes de agua y garantizar la salud de estos cuerpos, la compañía realiza análisis periódicos de aguas superficiales. Además, cada tres años por medio de una regencia ambiental, lleva a cabo monitoreos de vida silvestre, incluyendo mamíferos, aves y reptiles, que han mostrado un incremento de especies, como es el caso de monos y caimanes. En la finca de Los Chiles, se ha detectado la presencia del pez Gaspar (Atractosteus tropicus), en peligro de extinción, y de aves características de humedal como garzas y espátulas rosadas (Platalea ajaia).
Para evitar el menor impacto posible sobre los suelos y la biodiversidad, la compañía también lleva a cabo prácticas como el establecimiento de barreras vivas y la construcción de drenajes y lagunas de sedimentación o infiltración, donde finalizan los drenajes. Su finalidad es que el agua no fluya directamente a los cuerpos de agua natural.
Los drenajes se mantienen limpios para evitar obstrucciones y se conserva una cobertura vegetal para evitar el estancamiento del agua y la acumulación de desechos. Los residuos orgánicos que se generan en las plantaciones, como el rastrojo de la piña, es quemado con herbicida de forma controlada y posteriormente incorporado al suelo como materia orgánica.
También se realizan análisis de la calidad del suelo y existe un programa de fertilización según la disponibilidad de nutrientes, las necesidades de cultivo, la producción deseada y la densidad de plantas por hectárea. Asimismo, se emplean curvas de nivel para un mejor aprovechamiento del terreno, con el fin de disminuir la escorrentía y definir áreas de amortiguamiento alrededor de humedales y cuencas.
Otras prácticas que se realizan son el manejo de sistemas ambientalmente amigables de tratamiento de aguas residuales, que evitan el impacto de estos afluentes en las fuentes de agua, así como el empleo de fertilizantes, herbicidas y fungicidas de la menor toxicidad posible para los suelos, lo cual incide también en la calidad del producto final.
Beneficios de la conservación de la biodiversidad para el negocio
El contar con áreas de protección de ecosistemas naturales, no solo forma parte de la política corporativa de la compañía, sino que le ha permitido minimizar el daño que los animales puedan causarle a la fruta en las áreas de cultivo.
También ha posibilitado la recarga acuífera, evitando la irrigación, y el mantenimiento del microclima en una región que se ve afectada por fenómenos extremos, como sequías e inundaciones, en diferentes periodos del año. Ambos fenómenos representan retrasos en la producción debido a que en condiciones de sequía a la fruta le toma mayor tiempo llegar al punto de maduración y el exceso de radiación solar puede quemar la cáscara y causar la fermentación del azúcar. Las lluvias extremas, por otro lado, no permiten preparar los terrenos y afectan los caminos internos, además de poner en peligro a la fruta.
Estos fenómenos, que pueden intensificarse en el futuro con el cambio climático, son los grandes desafíos para la producción de la fruta, que exige altos estándares de calidad y de programación de entrega todo el año.
No obstante, las prácticas que realiza la compañía para evitar el impacto sobre los suelos y la biodiversidad, favorecen una mejor adaptación a estos periodos de sequías e inundaciones.
También para el negocio, como para las comunidades aledañas a las fincas, es vital proteger el recurso hídrico, de tal forma que incluso los tanques de captación de las comunidades de Las Nieves y La Luisa, en Pocosol, se encuentran dentro de Finca Monte La Providencia.
Allí se llevan a cabo actividades de reforestación con especies nativas, que sirven de alimento a la fauna local, con la colaboración de los estudiantes de las escuelas locales. Como resultado, se han identificado una gran variedad de aves como garzas, lechuzas, pavas, gavilanes y colibríes. El plan de reforestación contempla plantar 38000 árboles para noviembre de 2016.
Otras acciones son el reciclaje de todos los plásticos, cartones y metales que se usan en las fincas, así como la utilización de materiales reciclados en los empaques.
Clientes satisfechos
Pese a contar con áreas de protección dentro de las fincas, que llegan prácticamente a la mitad del área total, esto no se ve reflejado aún en un precio más alto o mejores condiciones y preferencia para la fruta producida por UNIVEG. Sin embargo, las visitas anuales de clientes provenientes de los mercados estadounidense y europeo ven con buenos ojos esta política empresarial, beneficiando esta relación cliente-empresa como una acción que va más allá de las certificaciones que ostentan las fincas y que es el caso de Globalgap, Tesco, Field to Fork y Smeta (ETI).
La relación de la empresa con las comunidades locales y los colaboradores también se ve beneficiada gracias a sus prácticas ambientales.
Según Javier Carmona, dueño de un abastecedor de víveres en la comunidad de Las Nievas desde hace 30 años, la iniciativa de protección de bosques y humedales de UNIVEG es relevante desde el punto de vista de cuidado de la naturaleza y el mantenimiento de las fuentes de agua. “Hay muy pocos bosques en esta zona y ahora vemos muchas aves y animales como congos, tepezcuintles y venados”, afirma.
Para María Vargas, asistente agrícola y encargada de certificaciones en Agrovicces S.A, “el agua está más purificada y el aire más limpio”. De acuerdo con Vargas, la empresa también desarrolla una labor social importante dando trabajo estable a mujeres jefas de hogar en una región donde el empleo escasea.
Para la compañía, el costo de oportunidad de dedicar un área importante a la conservación en vez de aumentar las áreas de cultivo, se solventa con los beneficios ambientales que genera no solo a nivel local, sino también para la producción y el tipo de producto que colocan en los mercados.
Aporte a las metas de Biodiversidad de Aichi
La iniciativa de protección de ecosistemas de Univeg cumple con varias de las Metas de Aichi para la Conservación de la Diversidad Biológica, adoptadas en 2010 por los países miembros del Convenio sobre la Diversidad Biológica de Naciones Unidas (CDB).
Este es el caso de la contribución a la meta 5, que señala que para el 2020 se habrá reducido por lo menos a la mitad y, donde resulte factible, se habrá disminuido hasta un valor cercano a cero el ritmo de pérdida de todos los hábitats naturales, incluidos los bosques, y se habrá reducido de manera significativa la degradación y la fragmentación.
También se apoya la meta 7, que afirma que para el 2020 las zonas destinadas a agricultura se gestionarán de manera sostenible, garantizándose la conservación de la diversidad biológica.
Otra meta a la que se contribuye es a la 12, en cuanto a evitar para el 2020 la extinción de especies identificadas en peligro y mejorar su estado de conservación, especialmente para las especies en mayor declive. Este es el caso, por ejemplo, del pez Gaspar, que es conservado en los ecosistemas de humedal protegidos por la compañía.
Asimismo, se aporta a la meta 14, que sostiene que para el 2020 se han restaurado y salvaguardado los ecosistemas que proporcionan servicios esenciales, incluidos servicios relacionados con el agua y que contribuyen a la salud, los medios de vida y el bienestar, tomando en cuenta las necesidades de las mujeres, las comunidades indígenas y locales y los pobres y vulnerables. Este el caso de la protección de fuentes de agua que abastecen a comunidades aledañas.
Finalmente, se apoya también la meta 15 en cuanto a incrementar la resiliencia para el 2020 de los ecosistemas y la contribución de la diversidad biológica a las reservas de carbono, mediante la conservación y la restauración, incluida la restauración de por lo menos el 15 por ciento de las tierras degradadas, contribuyendo así a la mitigación del cambio climático, a la adaptación al mismo y a la lucha contra la desertificación.
Conclusión
Mediante su aporte a la conservación de áreas de bosques y humedales, las cuales representan aproximadamente la mitad del área total de sus dos fincas en producción de piña en la Zona Norte de Costa Rica, la compañía contribuye a la protección de fuentes de agua para su negocio y las necesidades de las comunidades locales. También contribuye a la conservación de la biodiversidad en zonas de gran riqueza, pero poca presencia de áreas silvestre protegidas.
Demuestra, asimismo, que contribuye altamente con las Metas de Aichi para la Conservación de la Diversidad Biológica y que esto le genere réditos a su negocio mediante prácticas que mejoran su relación con los clientes, colaboradores y comunidades vecinas y ayudan a mitigar y adaptarse a fenómenos extremos, que en el futuro se exacerbarán con el cambio climático. Estas prácticas también ayudan a mejorar los suelos, que son la base del cultivo de la piña, y a evitar de una forma ambientalmente más sostenible el daño de los animales sobre las áreas de cultivo. Más bien se contribuye a la protección de especies en peligro de extinción.
Esto genera un producto de alta calidad, pero también atractivo para clientes que buscan la sostenibilidad en los mercados de destino. El costo de oportunidad que implica no destinar más área a cultivo, se compensa con los servicios ambientales que se generan y que benefician también al negocio en sí.
Perfil de la empresa
Nombre de la empresa: UNIVEG
Año de Fundación: 1987
Actividad: el Grupo UNIVEG es un productor y suplidor multinacional de origen belga de producto fresco en las áreas de frutas y vegetales, flores y plantas, así como transporte y logística.
Operaciones internacionales: presente en 27 países y cuatro continentes.
Operaciones en Costa Rica: En el país, la compañía posee dos fincas en producción de piña ubicadas en Pocosol y Pavón de Los Chiles, en la Zona Norte, provincia de Alajuela. Ambas comprenden un total de 850 hectáreas. Costa Rica fue el primer país en el que la compañía incursionó en la producción y comercialización de piña al comprar en 2008 la compañía Royal Coast, creada en 1995. La piña representa actualmente entre el 2-3% de la cartera de productos de UNIVEG. El 30% de la fruta producida en el país se exporta a EE.UU y el 70% a Europa, para aproximadamente 1,700,000 millones de cajas al año desde Costa Rica. Se compra también fruta a productores independientes.
Número de colaboradores: Más de 5550 colabores a nivel global y cerca de 280 colaboradores en Costa Rica.
Fuentes de información